Dos poemas de Alicia Grinbank
(de Noche Cerrada, 2006)
MADRE
A veces te nombramos:
alguno te soñó
otro creyó verte en la calle.
Eres junco en el recuerdo.
Amarilla línea inútil.
Que no vas a volver es tan cierto.
Y nombrarte no te trae.
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(de La Balsa de la Medusa, 2002)
El cuerpo del amor se desvanece.
Colocado en un frasco de amargas violetas
su jugo deviene agua de borrasca.
Ella riega con sus ojos el lento olvido
y no cree   por ahora
en nada.
Vendrá sin duda
otro rayo que la parta
otro subirse a las estrellas.
Mientras tanto se deja
vive en el frío borde
hace su labor
se alimenta.
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Un poema de Diana Bellessi
(de La Rebelión del Instante, 2005)
La voz de lo amado (fragmento)
La noche se aposenta ligera
y lenta también, no sólo la luz 
declina hacia su sombra, suena 
cada instante diferente, trino
en despedida, solistas dramáticos,
ladridos de perro opacándose,
un croar, un latido de luciérnagas 
y la luna en mitad creciente y
las estrellas aquietando el mundo
desde su cielo abierto, altar
visto desde aquí, desde el intenso
temblor contenido en el silencio
de la tierra, y al fin, el sonido
de los búhos llamándose así
como solo criaturas monógamas
pueden hacer, para siempre dicen
en la noche y la noche se queda 
sosegada, pura noche ya
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   El siguiente es un párrafo de mi novela "David y Betsabé", premiada en un concurso de Prosa Editores. 
   "-David, mi Señor, no he dejado un solo instante de escucharte. Estos momentos que paso a solas contigo son los más felices de mi vida-lo dije, creo recordar, con un tono de voz calmo, con la tranquila seguridad que me daba el hablar desde lo más profundo del corazón, con la sincera fuerza con que mi amor por David me impulsaba. David, que en esos momentos había comenzado a encaminarse hacia la puerta, como para salir, se detuvo. Pareció conmovido por mis palabras. Giró hacia mí, y su sonrisa, el modo amablemente burlón con el que me había hablado antes, se trocó en una mirada profunda y brillante, en una ahora apenas visible sonrisa. Se me acercó, y por unos momentos vaciló en la actitud a tomar, como si no supiese en verdad qué decir, qué hacer. Y se limitó tan solo a acariciarme el mentón, a tomar con suavidad mi mentón con su índice y su pulgar, breve, afectuosamente, pero en silencio. Me di cuenta de que no podía hablar, que todo lo que sentía en ese momento lo había limitado a esa ligera caricia. Ocurre, querida hermana, que David y yo sentimos un salvaje amor el uno por el otro, que los lazos que nos unen son muy fuertes, son unas cadenas que resistirán el paso del tiempo, ese traicionero enemigo del amor. Pero jamás habíamos puesto algo de eso en palabras."
Eduardo Aisicoff 
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Ahí aparece "David y Betsabé" y todas las variantes de la novela disponibles y los precios. 
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Juan L. Ortíz - Noche 
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De Notas Sobre un Jardín de Invierno
de Mariana Bergandi 
Mujer con el espejo 
(Visiòn de Femme au Miroir, J. Miró)
El océano de noche 
es otra noche 
cayendo hacia el centro de la tierra. 
Derrama el aire el último recuerdo de sol
la selva, los peces y todos los pájaros del mundo
cantan un arrullo para la canoa dormida
al borde del arena. 
Una mujer de pie 
busca en el espejo 
el rumor de las estrellas. 
Autorretrato 
Perfil estampado 
en papel fotográfico 
nariz acentuada por cierto contraluz 
cabello fino que llueve  
y se amolda detrás  
del caracol de la oreja. 
Ojos achinados para mirar lejos
       
para mirar dentro 
y un poco perdidos  
entre las cosas del mundo.
Una media sonrisa en el papel
y la mueca de la soledad:
esa materia inasible que, aun así
se imprime. 
Instante 
Él cree que no lo veo 
que sus plumitas lo indiferencian del árbol 
y de aquella estatua -un gandhi erguido color del musgo- 
que habita entre el jardín y el río 
Pero su cabecita inquieta lo delata 
entre las hojas pinchudas
aun cuando se posa y descansa 
poco tiempo 
y se lanza otra vez al vuelo.
Sus alas desaparecen entonces y su perfil 
cabeza y pico     
queda dibujado en el aire 
suspendido 
frente al rostro del mahatma. 
Casi idénticos los dos 
en su quietud de siglos 
parecen mirarse. 
Flota      segundos en el aire 
y ahora sí
se pierde en el verde. 
Mienten
Es mentira que no brille en su luz 
ningún astro brilla en luz más propia. 
Es mentira que se la deba al sol 
¿Qué sabe el sol 
de combarse y alumbrar la noche? 
Briznas 
Como esmeraldas verticales 
altivas 
delgadas
desafían     flechas brillosas
el abismo celeste 
que las amenaza infinito.
Se atreven 
desde apenas 
centímetros 
del suelo.
Lo imposible
Tan aturdida quedé 
por tu silencio 
que no pude entender 
que te habías muerto.
Desde ahora 
la vida va a arrastrarse fatigosamente 
a duras penas, apenas vida. 
Arrastrarse sin un pedazo 
o peor: 
arrastrar un pedazo muerto de sí 
como un lastre o un miembro tumefacto. 
Doblar una esquina 
en la que ya no voy a verte. 
El agujero 
la baba 
la entraña 
la garganta en el grito
-el grito inaudible-
Aire 
Aire dentro de los huesos.
Alguien 
entre mis vecinos está cumpliendo años 
Entra por mi ventana 
ese rumor     de festejo  
ajeno. 
¿Y si se fueran
pajaritos
a cantar a otras ramas? 
Vayan
que su canto acaricie el despertar de algún un niño
que alborote madrugadas de amantes.
Aquí no hay nada 
y su voz me hiere 
desde los tilos. 
Insomnio
Hasta oír tu voz 
falta mucho.
Lo sé porque no vino aún 
el zorzal a los tilos.
Bajo la lluvia 
¿Desde dónde canta este zorzal? 
¿desde la lluvia o desde qué reparo?
Su canto
¿es reparo o intemperie? 
Cabeza de poeta 
Y mientras pienso que el poema 
debe dejarse franquear
debe poderse vencer un poco  
que esa es la clave para ser leído 
 
como una exhalación 
como un devenir sin interrupciones…
mientras pienso eso 
y me quedo un segundo inmóvil
-la mirada puesta en el centro del pensamiento- 
un estruendo sordo me arroja de golpe a otra realidad:
el colectivo arranca sin mí
-llego tarde otra vez-
¿podré culpar al poema?  
Un lugar
El lugar está lleno y el rumor, tan insistente
vuelve necesario cierto esfuerzo 
para no comprometerse. Hay palabras que emergen del bullicio 
se recortan      
tientan la atención.
Afuera el viento empuja en vaivén
algunas sombrillas rojas con propaganda de coca-cola
—tal vez una de ellas caiga en la próxima ráfaga—.
Más allá 
rugen autos y colectivos 
escandidos en pausas previsibles 
siguiendo el dictado de un semáforo fuera de la vista.
El lugar es un café en el que casi todas las mesas están ocupadas
una sola cuenta con un libro y una limonada a medio tomar.
Nadie habla en esa mesa.
Una mujer escribe.
Podría ser cualquier ciudad del mundo.
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Por si no pudieron escuchar el programa "en vivo" el enlace para poder escucharlo es 
https://soundcloud.com/la-desterrada/luna-enlozada-apoa-31-01-2019
                         correo electrónico:
lunaenlozada@gmail.com      
todos los jueves de 19 a 20 hs.
                             desde ABRIL de 2016
por "La Desterrada"
http://www.ladesterrada.com
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Teléfonos: 4383-9773 y 4383-9774
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