el viaje en que nos vimos
ojo a ojo veníamos de nada
como metidos en los propios huesos
y quemándonos
de demasiado
el cielo te dañaba la pupila
cerrado el párpado al daño de la tarde
y yo veía el alma silenciosa
viajar hacia tus ojos y mirarme
y hacer canción del día
Bajo lo verde de la hojas
blanco de nube atravesado de luz
abajo, vos reías
¿arrodillada hacia el jardín?
¿se elevaba él para tocarte?
yemas de tus dedos, rosas
¡Y yo perdido en el gesto taciturno!
zigzag azul tus piernas:
eclipse
vivías bajo lo más verde de las hojas
te llamaba hacia las piedras del cantero
pero vos, rocío, gota de agua,
sólo querías la carne de la sombra
insecto oscuro con pintas rojas
y una mata de pelo
yo sacudía las manos en el aire
tomarse de un trago el aceite del día
vicio de robar colores
antes que el atardecer me deje sordo
antes que el deseo te arrastre, golondrina
y sólo yo
con una chispa de tus ojos en mi mano
y me mienta
--- poemas de Así la vida de nuestra primavera
siempre y cuando yo no estuviera sola
y hubiera una distancia
entre el ojo y las lágrimas
hasta parecería fácil
sacudir el árbol
comer las frutas
siempre y cuando no viese
lo que era
ni lo que podría ser
en tanto recordara
las moras pero no
el cáncer el secreto la ineptitud la falta
si todavía se abriese un paréntesis
entre noche y niebla
en la barranca
donde arrojamos tus cenizas
si brillaran refugios
como huesos
--- poema de Soltar la casa
POEMAS DE SUSANA SZWARC
Andyamo
(o tres revólveres de Andy Warhol)
I
En esa bolsa: uno, dos,
tres los revólveres.
Re-vol-ver. Volver y volver y volver, así
muchísimas veces.
¿Se puede volver sin haberse una ido? Idas
a veces estamos y otras nos llamamos. Eh, sí
vos, revolvé la sopa con el revólver ahí,
en la otra bolsa, en el lugar común de la esquina.
II
Me ve cruzar. No hay nada que valga
la pena la revuelta, le digo con mi gesto.
Me dice, te llevo la bolsita, la tiro ahí.
No corazón, vos trabajaste más que yo
en este día.
¿Por qué le habré dicho corazón?
III
Andy, le digo a Andy, vamos
a revender este revólver.
Tengo la mano entera
trabada en el gatillo
pero Andy:
no quiere.
Ir y venir
Viene el hombre que me trae la comida
(me gusta pedirla, me gusta abrir el papel
en que la envuelven y dejarla enfriar.
Es otra mujer la que cocina y dos hombres
la reparten por las casas).
Pero este sábado
él me pregunta: ¿qué hacés en tus clases?,
quiero leer poesía de ahora y no entiendo,
me dice.
Entonces lo hago pasar.
Busco los anteojos, busco el cenicero,
y abro a Juárroz primero
y abro a Gianuzzi después.
Me gusta abrirlos así, al azar, en alguna página,
ver cómo saltan las letras.
Café y manzanas leo, mientras la comida
que me trajo este hombre
se enfría más sobre la mesa.
Nos enredamos en esa música ajena
que se nos hace propia y los ojos
del hombre que me trae la comida
se llenan de lágrimas. Entiendo, me dice,
eso que no entiendo.
¿Y Borges? Pregunta, ¿creés que podré
con él? Le acerco un pañuelo
de papel y se seca las lágrimas.
Antes de irse él vuelve a preguntar: ¿entonces
me hicieron creer que no entiendo?
No entendemos
y ni falta que nos hace. Basta con llevar esas frases a la boca.
El hombre que me trae la comida se va.
Y yo saboreo lenta los trocitos.
Por si no lo pudiste escuchar "en vivo", compartimos el enlace para escuchar el programa!!
https://soundcloud.com/la-desterrada/luna-enlozada-apoa-22-11-2018
FELIZ 2018... COMPARTIENDO "LUNA ENLOZADA" DESDE "LA DESTERRADA"!!