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jueves, 29 de agosto de 2013

Beatriz SCHAEFER PEÑA

LÁZARO
Beatriz SCHAEFER PEÑA (Argentina)


  Hace tres días y dos noches
que yazgo boca abajo
en este pasadizo.
Alguien me llama por mi nombre
y me ordena volver al lugar
dispuesto a mi destino.
Soy un hombre que le teme a su dios,
a su castigo,
y que ya estuvo muerto.

Hoy regreso a la vida, a esa intemperie

Johann Wolfgang von Goethe

La novia de Corinto
[Poema: Texto completo.]
Johann Wolfgang von Goethe

Procedente de Atenas, a Corinto
llegó un joven que nadie conocía.
Y a ver a un ciudadano dirigióse,
amigo de su padre, y diz que habían
ambos viejos la boda concertado,
tiempos atrás, del joven con la hija
que el cielo al de Corinto concediera.

Pero es sabido que debemos caro
pagar toda merced que nos otorguen.
Cristianos son la novia y su familia;
cual sus padres, pagano es nuestro joven.
Y toda creencia nueva, cuando surge,
cual planta venenosa, extirpar suele
aquel amor que había en los corazones.

Rato hacía ya que todos en la casa,
menos la madre, diéranse al reposo.
Solícita recibe aquella al huesped
y lo lleva al salón más fastuoso.
Sin que él lo pida bríndale rumbosa
vino y manjares, exquisito todo,
y con un "buenas noches" se retira.

No obstante ser selecto el refrigerio,
apenas si lo prueba el invitado;
que el cansancio nos quita toda gana,
y vestido en el lecho se ha tumbado.
Ya se durmió... Pero un extraño huésped,
por la entornada puerta deslizándose,
a despertarlo de improviso viene.

Abre los ojos, y al fulgor escaso
de la lámpara mira una doncella
que cauta avanza, envuelta en blancos velos;
ciñen su frente cintas aurinegras.
Al ver que la han visto
levanta asustada
una blanca mano la sierva de Cristo.

-¿Cómo -exclama-, acaso una extraña soy
en mi hogar, que nada del huesped me dicen?
¡Y hacen que de pronto me acometa ahora
sonrojo terrible!
Sigue reposando
en ese mi lecho,
que yo a toda prisa el campo despejo.

-¡Oh, no te vayas, linda joven! -ruega
el joven, que de el lecho salta aprisa-.
Gusté de Baco y Ceres las ofrendas,
pero tú el amor traes, bella corintia.
¡Pálida estás del susto!
¡Ven junto a mí, y veremos
cuán benignos los dioses son y justos!

-¡No te acerques a mí, joven! ¡Detente!
¡Vedada tengo yo toda alegría!
Que estando enferma hizo mi madre un voto
que cumple con severa disciplina.
Naturaleza y juventud -tal dijo-,
al cielo en adelante
habrán de estarle siempre sometidas.

Y de los dioses el tropel confuso
de nuestro hogar al punto fue proscrito.
Sólo un Dios invisible hay en el cielo,
el que en la cruz nos redimiera, Cristo.
Sacrificios le hacemos,
mas no bueyes y toros son las víctimas,
sino lo más preciado y más querido.

Pregunta el joven, ella le contesta,
y él cada frase en su interior medita
-¿Pero es posible tenga aquí delante;
solos los dos, mi bella prometida?
¡Entrégate a mis brazos sin recelo!
¡Nuestra unión, que juraron nuestros padres,
juzgar puedes por Dios ya bendecida!

-¡No me toques, que a Cristo por esposa
destinada me tienen! Dos hermanas
me quedan..., tuyas sean...; yo soy del claustro;
sólo te pido de esta desdichada
alguna vez te acuerdes en sus brazos,
que yo en ti pensaré mientras la tierra
tarde -no será mucho- en darme amparo!

-¡No! ¡A la luz de esta antorcha juraremos
cumplir de nuestros padres la promesa!
No dejaré te pierdas para el goce,
no dejaré que para mí te pierdas.
¡A la casa paterna he de llevarte!
¡Ahora mismo la fecha convengamos
en que ha nuestro himeneo de celebrarse!

Truecan muy luego prendas de amor fiel;
rica cadena de oro ella le entrega;
rica copa de plata de un trabajo
sin par él brinda a la sin par doncella
-Tu cadenilla no me vale;
dame mejor, amada,
un rizo de tu pelo incomparable.

De los fantasmas en aquel momento
suena la hora, en tanto que dichosos
ellos se sienten, y el oscuro vino
se brindan mutuamente, y con sus pálidos
labios sorbe la novia el vino rojo.
Pero del pan que con amor le ofrecen,
abstiénese -y es raro-
de probar tan siquiera un parvo trozo.

En cambio, al joven bríndale la copa,
que él ansioso y alegre luego apura.
¡Oh qué feliz se siente en aquel ágape!
¡Del amor ambriento estaba y de ternura!
Mas, sorda a sus ruegos,
ella se resiste
hasta que él, llorando, se echa sobre el lecho.

Acércase ella entonces; se arrodilla.

-¡Cuánto verte sufrir me da congoja!
Per toca mi cuerpo, y con espanto
advertirás lo que calló mi boca.
¡Cual la nieve blanca,
cual la nieve fría,
es la que elegiste por tu esposa amada!

Con juvenil, con amoroso fuego,
estréchala él entonces en sus brazos.
-Yo te daré calor -dice-, aunque vengas
del sepulcro que hiela con su abrazo.
¡Aliento y beso cambiemos
en amorosa expansión!
¡Un volcán es ya tu pecho!

Préndelos el amor en firme lazo.
Lágrimas mezclan a su goce ardiente.
De un amado en la boca fuego sorbe
ella, y los dos a nada más atienden.
Con su fuego el joven
la sangre le incendia;
¡mas ningún corazón palpita en ella!

Por el largo pasillo, a todo esto,
la dueña de la casa se desliza;
detiénese a escuchar junto a la puerta,
y aquel raro rumor la maravilla.
Quejas y suspiros
de placer percibe;
¡los locos extremos del amor compartido!

Inmóvil junto al quicio permanece
la sorprendida vieja, y a su oído
llega el eco de ardientes juramentos
que su senil pudor hieren de fijo.
-¡Quieto, que el gallo cantó!
-¡Pero mañana a la noche!...
-¡Vendré, no tengas temor!

No puede ya la vieja contenerse;
la harto sabida cerradura abre.
-¿Quién es la zorra -grita- en esta casa
que al extranjero así se atreve a darse?
¡Fuera de aquí, en seguida!
Mas, ¡oh, cielos!, al punto reconoce
al fulgor de la lámpara a su hija.

De encubrir trata el frustrado joven
a su adorada con su propio velo,
o con aquel tapiz que a mano halla;
pero ella misma saca, altiva, el cuerpo.
Y con psíquica fuerza,
con un valor que asombra,
larga y lenta en el lecho se incorpora.

-¡Oh, madre! ¡Madre! -exclama-, ¿de este modo
esta noche tan bella me amargáis?
De este mi tibio nido, mi refugio
sin pizca de piedad ¿a echarme váis?
¿Os parece poco llevarme al sepulcro
al lograr apenas la flor de mis años?

Mas del sepulcro mal cerrado un íntimo
impulso liberóme; que los cantos
y preces de los curas, que acatáis,
para allí retenerme fueron vanos.
Contra la juventud, ¡agua bendita
de nada sirve, madre!
¡No enfría la tierra un cuerpo en que amor arde!

Mi prometido fuera ya este joven
cuando aún de Venus los alegres templos
erguíanse victoriosos. ¡La palabra
rompisteis por un voto absurdo, tétrico!
Mas los dioses no escuchan
cuando frustrar la vida de su hija
una madre cruel y loca jura.

Por vindicar la dicha arrebatada
la tumba abandoné, de hallar ansiosa
a ese novio perdido y la caliente
sangre del corazón sorberle toda.
Luego buscaré otro
corazón juvenil,
y así todos mi sed han de extinguir.

-¡No vivirás, hermoso adolescente!
¡Aquí consumirás tus energías!
¡Mi cadena te di; conmigo llevo
un rizo de tu pelo en garantía!
¡Míralo bien! ¡Mañana tu cabeza
blanca estará,
y tu cara, al contrario, estará negra!

Ahora, mi postrer ruego, ¡oh, madre! escucha:
¡Una hoguera prepara, en ella arroja
en sus llamas descanso al que ama, ofrece!
Cuando salte la chispa
y el escoldo caldee,
a los antiguos dioses tornaremos solícitas

EDGAR ALLAN POE

El cuervo


Una vez, en una taciturna media noche,
mientras meditaba débil y fatigado,
sobre un curioso y extraño volumen
de sabiduría antigua,
mientras cabeceaba, soñoliento,
de repente algo sonó,
como el rumor de alguien llamando
suavemente a la puerta de mi habitación.
>> Es alguien que viene a visitarme - murmuré
y  llama a la puerta de mi habitación.
Sólo eso, nada más. <<

Ah, recuerdo claramente
que era  en el negro Diciembre.
Y que cada chispazo de los truenos hacía
danzar en el suelo su espectro.
Ardientemente deseaba la aurora;
vagamente me proponía extraer
de mis libros una distracción para mi tristeza,
 para mi tristeza para mi Leonor perdida,
la rara y radiante joven
a quien los ángeles llamaban Leonor,
para quien, aquí, nunca más habrá nombre.

Y el incierto y triste crujir de la seda
de cada cortinaje de púrpura
me estremecía, me llenaba
de fantásticos temores nunca sentidos,
por lo que, a fin de calmar los latidos
de mi corazón, me embelesaba repitiendo:
>> Será un visitante que quiere entrar
y  llama a la puerta de mi habitación.
Algún visitante retrasado que quiere entrar
y  llama a la puerta de mi habitación.
          Eso debe ser, y nada más <<.

De repente, mi alma, se revistió de fuerza;
y  sin dudar más
dije:
>> Señor, o señora,
 les pido en verdad perdón;
pero lo cierto es que me adormecí y
habéis llamado tan suavemente
 y  tan débilmente habéis llamado
a la puerta de mi habitación
que no estaba seguro de haberos oído <<.
Abrí la puerta.
          Oscuridad y nada más.

Mirando a través de la sombra,
estuve mucho rato maravillado,
extrañado dudando, soñando más sueños que
ningún mortal se habría atrevido a soñar,
pero el silencio se rompió
y la quietud no hizo ninguna señal,
y  la única palabra allí hablada fue
la palabra dicha en un susurro >>¡Leonor!<<.
Esto dije susurrando, y el eco respondió
en un murmullo la palabra >>¡Leonor!<<.
          Simplemente esto y nada más.

Al entrar de nuevo en mi habitación,
toda mi alma abrasándose,
muy pronto de nuevo, oí una llamada
más fuerte que antes.
>> Seguramente -dije-, seguramente es
alguien en la persiana de mi ventana.
Déjame ver, entonces, lo que es,
y resolver este misterio;
que mi corazón se calme un momento
y averigüe este misterio.
          ¡ Es el viento y nada más.<<

Empujé la ventana hacia afuera,
cuando, con una gran agitación
y movimientos de alas
irrumpió un majestuoso cuervo
de los santos días de antaño.
No hizo ninguna reverencia;
no se paró ni dudó un momento;
pero, con una actitud de Lord o de Lady,
trepó sobre la puerta de mi habitación,
encima de  un busto de Blas,
encima de la puerta de mi habitación.
          Se posó y nada más.
 
Entonces aquel pájaro de ébano,
induciendo a sonreír mi triste ilusión
a causa de la grave y severa
solemnidad de su aspecto.
>> Aunque tu cresta sea lisa y rasa
-le dije-, tú no eres un cobarde <<.
Un torvo espectral y antiguo cuervo,
que errando llegas de la orilla de la noche.
Dime: >> ¿Cual es tu nombre señorial
en las orillas plutónicas de la noche?
El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

Me maravillé al escuchar aquel desgarbado
volátil expresarse tan claramente,
aunque su respuesta tuviera
poco sentido y poca oportunidad;
porque hay que reconocer
que ningún humano o viviente
nunca  se hubiera preciado de ver
un pájaro encima de la puerta de su habitación.
          Con un nombre como >> Nunca más <<.

Pero el cuervo, sentado en solitario
en el plácido busto, sólo dijo
con aquellas palabras, como si con ellas
desparramara su alma.
No dijo entonces nada más,
no movió entonces ni una sola pluma.
Hasta que yo murmuré: >> Otros amigos
han volado ya antes  <<.

En la madrugada me abandonará,
como antes mis esperanzas han volado.
Entonces el pájaro dijo: >> Nunca más <<.

Estremecido por la calma,
rota por una réplica tan bien dada,
dije: >> Sin duda <<.
Esto que ha dicho
es todo su fondo y su bagaje,
tomado de cualquier infeliz maestro
al que el impío desastre
siguió rápido y siguió más rápido
hasta que sus acciones fueron
un refrán único.

Hasta que los cánticos fúnebres
de su esperanza, llevaran la melancólica carga de
>> Nunca - nunca más <<.
Pero el cuervo, induciendo todavía
mi ilusión a sonreír,
me impulsó a empujar de súbito
una silla de cojines delante del pájaro,
del busto y la puerta;
entonces, sumergido en el terciopelo,
empecé yo mismo a encadenar
ilusión tras ilusión, pensando
en lo que aquel siniestro pájaro de antaño
quería decir al gemir >> Nunca más <<.

Me senté, ocupado en averiguarlo,
pero sin pronunciar una sílaba
frente al ave cuyos fieros ojos, ahora,
quemaban lo más profundo de mi pecho;
esto y más conjeturaba,
sentado con la cabeza reclinada cómodamente.
Tendido en los cojines de terciopelo
que reflejaban la luz de la lámpara.
Pero en cuyo terciopelo violeta,
reflejando la luz de la lámpara,
ella no se sentará ¡ ah, nunca más!

Entonces, creo, el aire se volvió
más denso, perfumado por un invisible incienso
brindado por serafines cuyas pisadas
sonaban en el alfombrado.
>> Miserable -grité-. Tu dios te ha permitido,
a través de estos ángeles te ha dado un descanso.
Descanso y olvido de las memorias de Leonor.
Bebe, oh bebe este buen filtro,
y olvida esa Leonor perdida.
El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

>> Profeta -dije- ser maligno,
pájaro o demonio, siempre profeta,
si el tentador te ha enviado,
o la tempestad te ha empujado hacia estas costas,
desolado, aunque intrépido,
hacia esta desierta tierra encantada,
hacia esta casa tan frecuentada
por el honor. Dime la verdad, te lo imploro.

¿ Hay, hay bálsamo en Galad? ¡Dime,
dime, te lo ruego ! <<.
          El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

>> Profeta -dije-, ser maligno,
pájaro o demonio, siempre profeta,
por ese cielo que se cierne sobre nosotros,
por ese dios que ambos adoramos,
dile a esta pobre alma cargada
de angustia, si en el lejano Edén
podré abrazar a una joven santificada
a quien los ángeles llaman Leonor,
abrazar a una  preciosa y radiante
doncella a quien los ángeles llaman Leonor <<.
          El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

>> Que esta palabra sea la señal de nuestra separación,
 pájaro o demonio - grité
incorporándome.
¡ Vuelve a la tempestad
y la ribera plutoniana de la noche!
No dejes ni una pluma negra como prenda
de la mentira que ha dicho tu alma.
¡ Deja intacta mi soledad!
¡ Aparta tu busto de mi puerta!
¡ Aparta tu pico de mi corazón,
aleja tu forma de mi puerta! <<.
          El cuervo dijo: >> Nunca más <<.

Y el cuervo sin revolotear, todavía posado,
todavía posado,
en el pálido busto de Palas
encima de la puerta de mi habitación,
sus ojos teniendo todo el parecido
del demonio en que está soñando,
y  la luz de la lámpara que le cae encima,
proyecta en el suelo su sombra.
Y mi alma, de la sombra que yace flotando
en el suelo no se levantará...
          ¡ Nunca más !

XV CONCURSO INFANTIL DE POESÍA 2013 - APOA

CATEGORÍA A - GRAFFITIS

PRIMER PREMIO
Jeremías Leitez Vera - 7 AÑOS
Escuela Nº 10 de Distrito 4
“Gral Aráoz de Lamadrid” - CABA
La luna se mete en los árboles
y pasa en silencio


SEGUNDO PREMIO
Luciano Frágola - 7 AÑOS
Escuela Nº 4 de Distrito 15 - CABA
Poesía, juego de metegol que cuando
ganás salís campeón de la libertad.

CATEGORÍA B
SEGUNDA MENCIÓN
Giuliana Miranda - 9 AÑOS
Instituto Juan Bautista Alberdi -
Isidro Casanova Bs. As.
Cae el sol, sube la luna, pasean en
coche por la laguna.

CATEGORÍA C
PRIMER PREMIO
Lautaro Quiroga - 12 AÑOS
Escuela Nº 8 de Distrito 9
“Armenia Argentina” - CABA
Encierro real, la libertad en blanco,
el lápiz la llave

GIPSY LIVE - Rayo de Luna

Tania Libertad Deja que salga la Luna (Cuando sale la Luna)

jueves, 15 de agosto de 2013

ana emilia lahitte


AUTORRETRATO

Me miro en el espejo.


Una mujer avanza
desnuda,
sin heridas aparentes.
Es una hembra espléndida
en épocas de celo,
tal vez.


                  Pero ya muerta.



En carne y sombra altiva
despoja sus silencios.
En silencio,
un idioma de albatros
la sustenta.


Se yergue luego

                            intacta

con dignidad de hiedra.
Y aferrada a sus muros
de lumbre y soledades,

                               espera.



Poemas de Ana Emilia en Aromito.

Soledad - Luna Cautiva

LOS TROVADORES - LUNITA DE TARAGUI

jueves, 1 de agosto de 2013

Tony Bennett - Fly me to the moon ( with Lyrics)

OKIGBO CRISTHOPHER - NIGERIA

EL AMOR SEPARADO



la luna se ha elevado entre ambos
entre dos pinos
que se inclinan uno hacia el otro.

el amor con la luna se ha elevado
nutrido de nuestros tallos solitarios.

y ahora somos sombras
que se adhieren una a la otra
pero sólo besan el aire.

GUILLAUME APOLLINAIRE

claro de luna


cada rayo de Luna es un rayo de miel
oculto yo imagino la muy dulce aventura
temo al dardo de fuego de aquella abeja Arturo
que dejó entre mis manos sus rayos engañosos
y robó miel lunar a la rosa del viento.

Luna la mona gimenez

Poema 15 - Me gustas cuando callas (Neruda)

Estela Barrenechea

LA CIUDAD, FOSA DE LA PENA
I
Noche cerrada,
noche donde se ocultan las sombras.
La luna se tiende en el llano
como una fruta blanca.

Sólo el viento es presagio.
El viento que retuerce la soledad
urde en cada oído
chirridos fríos
como abortos musicales.

del libro: El filo de la grieta
poema leído el 1/8/2013