Luis Colombini, viejo miembro de APOA, está haciendo su exilio en Valencia, España. Con su inconfundible voz de siempre, desgranó poemas como gotas sin gotera. En su libro “De dioses, exilios y otras desesperaciones”, el hombre es simple, poco creyente y amante de esos otros Dioses duendes. Nuestro poeta invitado, hoy, se dedica a la gastronomía. Esta excusa, no le impide distribuir poemas en papeles fotocopiados colocados debajo de los platos como si fueran billetes para la suerte de los 29 (día de los ñoquis). Este loco argentino, amante de la poesía, sorprende a sus comensales y nos habla de Pessoa, Gelman, Panero y muchos otros poetas que prestan su voz oculta entre cada comida.
Cómo publica nuestro amigo en España? Es tirar la moneda y que no caiga de canto. Benefactores médicos que distribuyen libros en convenciones o, frente al puerto, encontrar mecenas como en los viejos tiempos.
Por la luna rodaron las deseperaciones, la muerte, los olvidos, el dolor, etc. y, entre poemas éditos e inéditos, apareció Oliverio diciendo, que hay muchas caras que hurgan los ocasos entre las palabras buscándose hasta encontrarse plasmadas en el papel.
Como todo poeta, dejó el laberinto abierto, para recorrer los espejos de la vida en este otoño que recién se atreve a tener forma de otoño y la luna, como no podía quedarse atrás, ofertó una primavera de contactos a distancia, sobre todos, con aquellos que recién dan los primeros pasos por estos derroteros de la poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario