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jueves, 29 de mayo de 2014

definiciones de poesía


MARÍA MELECK VIVANCO
-No soy de los poetas que  dicen aquel estilo me gusta o ese estilo es bueno porque se parece al mio. Me gustan todos los estilos pero deben cumplir con una condición: tener mis-te-rio!

ALICE MUNRO
DOLLY
(El personaje es un joven llamado Franklin que dice ser poeta)

266 -
Quien es capaz de hacerle al poeta el comentario perfecto sobre su poesía? (libro: mi vida querida)

LEONIDAS LAMBORGHINI
Uno escribe para que quede una especie de biografía en verso.

 J. M. COETZEE

* no hace falta ser barbudo para escribir poesía.
(VERANO)


jueves, 22 de mayo de 2014

Janet Brof

PERSÉFONE EN MÉXICO, D.F.

Por Janet Brof

a Cacho
a Ana, su hija
a Laura, su nieta

A esta hora
él dejaría su trabajo
para despedirse de mí
montar su bicicleta
rumbo a Montessori
para raptar
a la nieta de pómulos salientes
alta dueño de los saltos
y la pregunta sorprendente.

Abuelo, abuelito,
ella alardeándolo
frente a sus compañeras
enrollando su estera
y girando a recibirlo.
A través de su abrazo
se subía a la bici
a su asiento en el manubrio.

Aceleraban, a lo largo
del Parque Hundido, costeando
alChacMool, El Hambriento
-eternamente horizontal-
abetos nuevos, sauces, azucenas,
dejando atrás a los
perros mexicanos hasta
llegar al pavimento roto. Negros junquillos
la esperaban.

Allí en un trono
de plástico y aluminio, yo alzaba
a la dueña de la ternura,
mi querida expósita de ojos negros
(después, por supuesto, desaparecía
al regresar su madre
con suave resaca de canto
a reclamar su única hija).

Aquella era la hora
de nuestro mayor deleite
cuando le dábamos de comer
en su boca de pájaro parlanchín
algunas semillas de granada
extraídas de la pulpa jugosa
a fin de retenerla
para todos los almuerzos
en una breve eternidad.

QUÉ ES LA POESÍA POR ADRIÁN SÁNCHEZ

QUÉ ES LA POESÍA
POR ADRIÁN SÁNCHEZ
                 
Hace casi veinte años, en viaje por Bolivia, el colectivo en el que iba hizo una parada saliendo de Sucre, en una especie de almacén que había junto a la ruta. Cuando me asomé por la ventanilla, vi a una chica, una adolescente supongo.

Jamás había visto, ni volví a ver, a alguien tan sucio. Era como si hubiera pasado mucho tiempo revolcándose en el barro, y quizá también en la basura, hasta lograr ese estado en el que el barro y la basura parecían crecer de ella.

Pero tampoco había visto hasta entonces alguien tan hermoso. Aún a través de esa coraza de barro y mugre, las formas de su cuerpo y los rasgos de su cara impactaban.

De pronto abandonó su inmovilidad, se inclinó hacia la derecha, levantó apenas su vestido, y se rascó el muslo.

Después me miró.

Y justo entonces el colectivo arrancó.

Esta historia es real.
Y por lo tanto, un buen ejemplo
de lo que para mí es la poesía.

ADRIÁN SÁNCHEZ

Algunos apuñalan su corazón
hasta tres veces.

Otros abren sus venas
para vaciarse
se arrojan ante un tren
o saltan desde un puente.

Hay quienes se ahorcan
para morir bailando.

Dicen que el método elegido
surge de los motivos
que llevan a tomar la decisión.

Mi padre se metió en la cama.


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Nuestra casa nunca tuvo timbre.

Quien se acercara
buscando u ofreciendo
tenían que golpear
o aplaudir
y esperar.

Cuando salí a anunciar
la muerte de mi padre
los timbres sonaban
las puertas se abrían enseguida.

Hubo quienes lo lamentaron
y con auténtica o fingida pena
revivieron una anécdota
destacaron un gesto.

Otros no sabían
de quién les hablaba.

A esos
les contaba sobre él
alguna historia.

Una que jamás había ocurrido.

O quizá
no de esa manera.

FOLKLORE CUARTETO ZUPAY QUE HE SACADO CON QUERERTE

jueves, 8 de mayo de 2014

Luna de Cordoba Cesar Isella y los Nombradores

HÉCTOR FREIRE

NOCTURNO

En las horas de calma,
el tiempo viene a comer de mi mano,
y la luna en el paisaje de la noche
parece el corazón del sol:
un simulacro en la ventana
que arroja su red de fuego sobre la memoria.

Hace tanto que su luz llena de espejos el patio
donde de niños nos vendábamos los ojos,
y recorríamos en silencio las habitaciones
hasta encontrar el amuleto de jade
que ordenaba nuestros sueños.
Pero a veces, surgía una repentina sombra,
que nos transformaba en helechos de una zona indeleble.
Entonces, con las manos extendidas y con veneración
como si fuéramos a depositar flores allí,
recitábamos viejas e inútiles plegarias.
Luego nos retirábamos con timidez y miedo
como descendiendo hacia lo profundo de la tierra,
y encendíamos todas las luces de la casa,
y cerrábamos las ventanas y las puertas,
creyendo que estábamos a salvo de la intemperie del tiempo
con solo contemplar la imagen descolorida e inmóvil
de la Anunciación de Fray Angélico,
colgada en la serenidad del cuarto de la abuela.

Ahora los sentimientos y los sueños
de los días nuestros llegan al antiguo patio
como húmedos pasos para recordarnos,
que no sabíamos, ni sabemos aún qué decir acerca de la muerte.

“- ¿Dónde estábamos?-” Preguntó mi hermano
que todavía no había nacido.
“- En ninguna parte”- Contestó la abuela
que ya había muerto,
pasando una ramita de albahaca fresca
sobre los ojos secos de los helechos.




MENSAJE PERDIDO ENTRE LAS VOCES DE PORCHIA

Escribo un nombre que se borra,
el auto de fe del mar
y ciertos huesos entre las palabras.
Escribo: “el sol regresa de dejar un muerto
condenado al olvido”.

¡Es tan extraño perdurar!

En la desnuda dimensión del silencio,
el olvido apostado en la sangre
inicia su batalla contra el tiempo.

Tal vez por eso dibujo un círculo
con un árbol en el centro
desde el puño del viento.

Ahora los tatuajes del agua
en la arena del mar,
dejan un mensaje para nadie.
Escribo: “cuando digo lo que digo,
es porque me ha vencido lo que digo”.
Y silencio un gesto, un acto, una ausencia.




NATURALEZA MUERTA *

Nada hace prever en el color de las frutas
su muerte próxima.
Sueñan al borde de la mesa
donde se agitan suavemente
en las ramas más altas y flexibles.
Instauran la armonía de los cuerpos blandos:
-lo bello suele estar cerca de lo corrupto-

Unidas por un hilo de luz,
esas frutas no son más reales
de lo que pueden serlo en una pintura.
En esta “naturaleza muerta”,
una luminosa cortina amarilla se deja caer
más allá de la espesura de los años.
Al amanecer los simulados árboles
se volverán a mostrar tras las sombras de las hojas.
Y sin embargo, en esta canasta con frutas pintada
en 1596, por el violento y fugitivo Caravaggio,
un claro resplandor se seguirá esparciendo:
el silencio de una escena única
que precipita su dilatada eternidad
sobre el dibujo animado del horizonte.
“Su valor radica en el hecho de estar aquí y no allí”.

Ahora, el sol proyecta su dedo de sombra
sobre el lienzo y rompe la permanencia
con que se disfraza: es una luz íntima
y este instante es perpetuo


*Canasta con frutas (1596), Caravaggio.




POR AMOR DE LA SIMETRÍA *



El amarillo de los follajes
Como suspendidos, sin espesor
No estorban la transparencia del aire.
En cambio, amarillas, con el amarillo
más luminoso, las hojas llueven
desde las ramas más altas.
En forma de abanico, su prepotencia cromática
Cubre la insípida superficie del lago.
En este paisaje todo parece espontáneo,
Pero todo está calculado;
La construcción de una naturaleza
Que la mente pueda dominar, y donde
lo pequeño crea la ilusión de lo grande:
un haiku hecho de colores, luces y hojas
que marca el cruce de dos dimensiones:
la perpetuidad de lo vegetal,
y el tiempo sucesivo de las palabras
que germinan, se secan o se pudren.


* Sobre una escena del film Primavera, verano, otoño, invierno….primavera
de Kim Ki-duk.

jueves, 1 de mayo de 2014

Mujeres - de y por Juan Gelman

Naty Mistral - Luna de España

Juan Gelman Sobre la poesía

DORA ROLDÁN

AMORES  FURTIVOS

Hay silencio en la calle,
la diversidad ocurre dentro,
la agitación de los pulsos,
los recuerdos cercanos
el ir y venir de las golondrinas
el fin de la estación.
Hay un orden nuevo
todavía imposible:
las escaleras solitarias
Solo las ambulancias
dan señal de la vida que se escapa
y que nadie reclama.
Una ventana entreabierta.
La luz, un chorro de vida,
corre por la calle,
rueda persiguiendo el sueño
del fuego que arde
en el corazón primerizo.
El forastero camina
mientras aguarda,
que la luz del día,
le regale una nueva risa
igual a la que comenzó sin que él bailara.
Él estaba seguro que ella
era la de los sueños
y se quedó en la noche estival
con el cigarrillo entre las manos
quemándose.