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jueves, 27 de septiembre de 2012

qué es la poesía - Jorge Paolantonio


Escribir un poema es descubrir. (Robert Frost)
La poesía es desde su misma base, una crítica de la vida. (Matthew Arnold)
El poeta es alguien que oficia de ritual de lo invisible (Wallace Stevens).
La poesía es lo que en un poema te hace reír, llorar, sentirte zaherido, que quedarte en silencio; eso que hace que titilen hasta las uñas en tus pies, te incita a hacer esto o lo otro o nada; lo que te hace saber que estás solo en un mundo desconocido, que tu dicha y pena serán por siempre compartidas y para siempre tuyas. (Dylan Thomas)
La mente de un poeta es en realidad un receptáculo para aprehender y almacenar innumerables sentimientos, frases, imágenes. Estos se quedan allí dentro hasta que todas las partículas capaces de armar un nuevo compuesto se presentan en conjunto. (T.S. Eliot)
Muchos – por no afirmar que una gran mayoría – piensan que escribir poesía es una cursilería o una antigualla que no sirve sino para obituarios de avisos necrológicos de diario de pueblo – donde, además, figura la foto del muerto (lo que generalmente mata todo intento de poesía, si lo hubiere). Se piensa que hacer poesía es tiempo desaprovechado por sobre todo hoy en un mundo donde lo intangible, debe ser productivo: se trata de la virtualidad electrónica en interconexión global.
Ahora bien, el hombre no puede contra un tsunami o una pérdida nuclear. La poesía, sin embargo, tiene el poder de armar un tornado o poner fin a un diluvio; puede sellar las pérdidas más dolorosas o por lo menos, aventarlas. Recuerdo a Olga Orozco con eso de que “boca que besa no canta”. Pero la poesía tiene un poder curativo; restaura, ayuda a cicatrizar o – al menos – a ponderar sobre los vericuetos o los meandros por los que fluyen los sentimientos.
Hay poesía que vuelve una y otra vez sobre los recuerdos y los transforma hasta convertirlos en cuadros corales como los de Brueghel o impresionistas como los de Turner.

Hay poesía que estira los brazos o los ojos desde una línea para comulgar o repartir sentimiento. Hay otra poesía que vuelve sobre sí y medita.
Parafraseando a William Faulkner: “creo que el hombre no perdurará simplemente; creo que prevalecerá. Es la única criatura que tiene voz inextinguible. Tiene alma, un espíritu capaz de compasión, de sacrificio y perseverancia. El deber del poeta es escribir sobre estos atributos; tiene el privilegio de ayudar al hombre a perseverar exaltando sobre su corazón […] La voz del poeta puede ser una de las columnas que sostengan al hombre para prevalecer […] cuando haya sonado la última clarinada de la destrucción y su eco se haya apagado entre las últimas rocas inservibles que deja la marea y que enrojecen los rayos del crepúsculo, aún entonces, se escuchará otro sonido: el de su voz débil pero inextinguible todavía hablando.

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