NO HAN VISTO LAS
ESTRELLAS
No han visto las estrellas,
ni una, ni una siquiera
de todas las criaturas de este mundo
en todas las edades desde que las arenas
tocaron por primera vez el viento
Ningún animal, ni uno siquiera
entre todos los animales se ha parado
en pradera, en llano o en colina
y ha conocido la emoción de ver esos
fuegos;
nuestras almas admiran lo que ellos nunca,
nunca conocieron.
Millones de años que giran las esferas
pero ni una sola vez en todos esos años
un león, un perro, un pájaro que hiende
los aires
ha mirado eso. ¡Oh, Dios! ¡Las estrellas!
¡Ninguno ha mirado!
Como si el tiempo todo nunca hubiera sido,
ni Universo, ni Sol, ni Luna o simple luz
de la mañana.
La tragedia de ellos fue muda y ciega. Aún
lo es. ¿Nuestra vista?
Sí, ¿la nuestra? Saber ahora lo que somos.
Pensar en esto y después elegir: y ahora…
¿qué?
Nacer en la áspera Tierra, habitar un
escenario, que,
con todo lo que contiene, apenas visto
queda borrado, obnubilado
como si todos estos milagros nunca hubieran
sido.
¿Vastos remolinos de sonora luz, de fuego
y hielo,
apenas vistos y ya perdidos?
¿Y nosotros, con nuestra carne frágil y
los nuevos ojos de Dios
que se elevan y abarcan e indagan los
cielos?
Contemplamos las estaciones sucediéndose
en la marea lunar
y conocemos los años, recordando lo que ha
muerto.
Oh, sí. Tal vez hubo pájaros que algunas
noches
sintieron que Orión se levantaba y
afinaron el vuelo
virando al sur,
porque hay mapas de estrellas grabados en
sus dulces sueños de amor,
y así parece.
Sí, pero ¿ver? ¿ver y conocer realmente?
Y, al conocer, querer tocar esos fuegos,
crecer hasta que la poderosa frente del
alto hombre de Lamarck
domine los terremotos, golpee la Luna,
se extienda hasta Marte y los anillos de
Saturno;
y mientras crece aspire a enseñar
a las demás criaturas
a volar con sus sueños y no con viejas
alas.
Pensad en esto, pues. ¡Somos los primeros!
Los únicos.
a quienes Dios ha honrado con sus soles
que surgen.
Para nosotros los dones: Aldebarán, el
Centauro, nuestro vecino Marte.
Despertaos, dice Dios. Mirad eso. Id por
ellas.
Las estrellas. Oh, Dios, muchas gracias.
¡Las estrellas!
Traducción de Patricio Canto. Tomado del
libro: Ray Bradbury/Aldo Sessa. FANTASMAS PARA SIEMPRE. Luis de Caralt Editor.
S.A.
programa emitido el 07/06/2012
programa emitido el 07/06/2012
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