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jueves, 8 de agosto de 2019

jueves 08-08-2019, de 19 a 20 hs., "Luna enlozada" (APOA en radio) con María Victoria Baschiera –escritora- LOS TEXTOS

•Casete

Al costado de mi cama
tengo una casetera vieja, sucia y llena de polvo.
Nunca la usé, ya no anda.
Pero está,
y están al lado suyo
todos los casetes que alguna vez le pertenecieron.
Viejos, sucios, llenos de polvo.
Son un montón
y no pueden decir nada.
"che qué cagada esto siempre lo mismo"
Dejá de tragarte cosas casete,
el otro día te tocabas mucho el pecho y el cuello.
"che no te toques tanto el pecho"
"es la angustia"
Te encerrás, sucumbís
y se siente,
se nota.
Las cintas a las que les confiaste todo tu contenido
se salieron todas y ahora están enredadas;
mi gata juega con ellas,
las mezcla todavía más
y las puede romper.
Cuidado casete que te vas a quedar sin nada
y si el sol no vuelve a aparecer mañana,
¿tenés lo que llevarte?
- no te apures que todavía no es tan tarde -

Te pediría que me prometas
que esa canción que estás sonando
ahora
va a ser siempre la nuestra
¿Pero vos sabés a donde vas a ir
cuando pase de moda
el aparato que te reproduce hoy?
(Yo no quiero
permanecer vieja, sucia y llena de polvo
al costado de una cama)

¿Te acordás, casete, de cómo se prendía la luz?
Acá adentro está todo muy oscuro,
a mí ya no me sale.
Ayuda, casete
que me estás contagiando
Ayuda,
ey, casete
mi aparato ya no anda.





"Esto puede implicar sostenernos en un clima de duelo y abrazar el agua que se mueve para reconocer que ese movimiento - más o menos doloroso, intenso, transformador - nos llevará de nuevo a nuevo puerto"

I

Me acosté en el pasto y cerré los ojos.
Olí miedo junto a una enorme mezcla
de flores viejas y poco cuidadas.
Vi silencio y creí escuchar
algo parecido a la soledad.

"¿Y ahora?" me preguntaste
yo no te contesté porque no sabía.

Entre pieles,
bufandas prestadas y olor a café,
nos olvidamos del no saber
y fuimos.
Pido perdón por haberte dejado la heladera vacía.
Me comí todo, lo que era tuyo y lo que era mío,
los miedos de ambos.

Hoy duermo rodeada de olor a pintura fresca,
que es rica pero da miedo porque la pintura es tóxica,
y camino despacito para no volver a pisar mal.
Se me infectaron todas las heridas,
la sangre de mis pies se secó toda
no supe con qué limpiarla.
Sola no sé cuidarme bien.

Hoy, los miedos que me comí los quiero vomitar.
Lo intenté hace rato,
hace rato los vengo regurjitando.
Sólo me hacen temblar y me dejan pequitas de fuerza en la cara,
como esas que se me hacían cuando era chica por tanto llorar.
(quizás hoy también se me hacen pero
no lloro todo lo que debería)

Hoy esos miedos me dan fiebre
y todavía no entiendo cómo bajarla.
Sola no sé cuidarme bien.

"¿Y ahora?" me preguntaste
"igual esperá"
pero ya te habías ido.


II

Una madre baña en besos a su hijo
mientras le dice que tiene
toda la cara manchada de chocolate.

Una relación madre hija que ya no existe
y un esfuerzo de ambas porque sí.
Almorzar juntas,
merodeando el silencio,
diciéndose poco y mal.
No hace bien a la digestión
comer cuando todavía
hay cosas que no pudiste tragar.

La hamaca de banco de madera en la que
aprendí lo que era el vértigo
se oxida y desgasta sola en el tiempo
al costado de un patio tan largo y frío...
Nadie
la aprovecha.

Como la primera vez que uno se cae de la bicicleta,
levantarse lleno de manchas y cicatrices
sucio
y vacío.
La incertidumbre es un lugar ya conocido
pero lo ambiguo pesa
y la cara se me hace galletita
de tanto aguantar.
Habría que hacerse malabarista
equilibrista experto
para no dejarse caer por el abrupto empuje
de la indiferencia.

Un día me enseñaste a darle vida a una planta.
Esas flores,
que mueren solas,
acompañando a mi hamaca de madera desaprovechada
todavía tienen tu olor.

Una madre baña en besos a su hijo
mientras le dice que tiene
toda la cara manchada de chocolate.





Una copa de vino con al panza vacía,
que rápidamente se vuelve más de media botella.
Un poco de queso que asoma por el costado
y chocolate amargo, 70% cacao.

Ver y no mirar.
Tragar inseguridades.
Esperar a que pase la noche y para qué.

Despertar, hacerse un mate y no comer.
Fumar.
La mente suspendida en el estar.

Pica el cuerpo y algo molesta,
los pensamientos.
Nada, más que una máquina siguiendo estímulos
o un animal detrás de instintos.

A la tarde pareciera que la puesta de sol abraza
cubre un poco más, un poco más de calor.
Recuerda que había algo
en el mirar a los ojos
que conectaba.

Y de nuevo la noche y para qué.

Si los que más piensan son los que más sufren,
¿o cuántos intelectuales terminan bien?
Algo así era.

Habría que dormir de puesta a puesta de sol,
abrir los ojos sólo para dejar entrar aquellos rayos
único alimento verdadero,
única vida que da vida a lo demás
a la hierba, a la flor, a la perdiz,
único amor.


María Victoria Baschiera

Por si no pudieron escuchar el programa "en vivo" (donde está la lectura de los poemas) el enlace para poder escucharlo es
https://soundcloud.com/la-desterrada/luna-enlozada-apoa-08-08-2019

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