Poesía
Camino
por la poesía hasta reunirme de nuevo con mi cauce interior, hasta desembocar
en el mar. Mi tradición secular, se expande y se repite, agraviada con las
palabras que insisten en girar sin punto fijo. Esa es mi poética.
La
poesía nace en mí desde muy temprano, y me despierta, pero es con el pasar del
día que me permito tomármela cada vez más en serio hasta que se vuelve un oficio.
La poesía también es una casa, es como sentirse en casa, como un resguardo,
como donde uno se halla, se encuentra o se queda calmo. Es ambiguo, porque
también es un movimiento constante, algo que no para, y crece y crece. Surge
desde mi “yo” más interior, pero también va pasando por distintos estadios, va
mutando, mudándose a lugares remotos.
Mis
poemas son el lado más fiel y sincero mío, pero también el más enroscado o
complejo o profundo, así como escribo yo tomo a la poesía también, como algo
que hay que descifrar, entender, sentir, buscar. Como un espiral que se va
dilucidando cuanto más nos adentramos en él.
Lo
que me gusta es que la poesía está cerca, está en todos lados, está al alcance,
eso es lindo. Es importante. Las formas de la poesía, las formas en las que se
manifiesta o nos llega también son poesía. Esas pequeñas bolsitas con poemas,
ese mundo de papel, o la poesía en un subte, en una intervención callejera, en
una muestra, en una revista, en internet. Parte desde el gesto que se elige
para compartirla y esa no es cualquier acción, sino que es la “acción”, todo
implica algo, todo tiene consecuencia. Todo fluye, es como un río. No es
inocente.
Retomando
la pregunta del principio ¿Qué es para mí la poesía? Puedo decir que la poesía
es posibilidad, es un arte que nos trasgrede y nos traspasa. Como una
ensoñación. Como la realidad también. Como lo lindo del mundo y como lo triste.
Es el lenguaje de la luz que viene a la velocidad de cada uno.. millones de
destellos fluorescentes en medio de la intemperie.
Ana
Claudia Díaz
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