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jueves, 31 de enero de 2019

jueves 31-01-2019 con Alicia Grinbank, Diana Bellessi, Eduardo Aisicoff, Juan L. Ortíz y Mariana Bergandi - LOS TEXTOS

Dos poemas de Alicia Grinbank

(de Noche Cerrada, 2006)
MADRE

A veces te nombramos:
alguno te soñó
otro creyó verte en la calle.
Eres junco en el recuerdo.
Amarilla línea inútil.

Que no vas a volver es tan cierto.
Y nombrarte no te trae.

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(de La Balsa de la Medusa, 2002)

El cuerpo del amor se desvanece.
Colocado en un frasco de amargas violetas
su jugo deviene agua de borrasca.
Ella riega con sus ojos el lento olvido
y no cree por ahora
en nada.
Vendrá sin duda
otro rayo que la parta
otro subirse a las estrellas.
Mientras tanto se deja
vive en el frío borde
hace su labor
se alimenta.


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Un poema de Diana Bellessi
(de La Rebelión del Instante, 2005)

La voz de lo amado (fragmento)
La noche se aposenta ligera
y lenta también, no sólo la luz
declina hacia su sombra, suena
cada instante diferente, trino
en despedida, solistas dramáticos,
ladridos de perro opacándose,
un croar, un latido de luciérnagas
y la luna en mitad creciente y
las estrellas aquietando el mundo
desde su cielo abierto, altar
visto desde aquí, desde el intenso
temblor contenido en el silencio
de la tierra, y al fin, el sonido
de los búhos llamándose así
como solo criaturas monógamas
pueden hacer, para siempre dicen
en la noche y la noche se queda
sosegada, pura noche ya


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El siguiente es un párrafo de mi novela "David y Betsabé", premiada en un concurso de Prosa Editores.

"-David, mi Señor, no he dejado un solo instante de escucharte. Estos momentos que paso a solas contigo son los más felices de mi vida-lo dije, creo recordar, con un tono de voz calmo, con la tranquila seguridad que me daba el hablar desde lo más profundo del corazón, con la sincera fuerza con que mi amor por David me impulsaba. David, que en esos momentos había comenzado a encaminarse hacia la puerta, como para salir, se detuvo. Pareció conmovido por mis palabras. Giró hacia mí, y su sonrisa, el modo amablemente burlón con el que me había hablado antes, se trocó en una mirada profunda y brillante, en una ahora apenas visible sonrisa. Se me acercó, y por unos momentos vaciló en la actitud a tomar, como si no supiese en verdad qué decir, qué hacer. Y se limitó tan solo a acariciarme el mentón, a tomar con suavidad mi mentón con su índice y su pulgar, breve, afectuosamente, pero en silencio. Me di cuenta de que no podía hablar, que todo lo que sentía en ese momento lo había limitado a esa ligera caricia. Ocurre, querida hermana, que David y yo sentimos un salvaje amor el uno por el otro, que los lazos que nos unen son muy fuertes, son unas cadenas que resistirán el paso del tiempo, ese traicionero enemigo del amor. Pero jamás habíamos puesto algo de eso en palabras."

Eduardo Aisicoff

NOTA: Para conseguir la novela el enlace es
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Ahí aparece "David y Betsabé" y todas las variantes de la novela disponibles y los precios.


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Juan L. Ortíz - Noche



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De Notas Sobre un Jardín de Invierno
de Mariana Bergandi


Mujer con el espejo
(Visiòn de Femme au Miroir, J. Miró)
El océano de noche
es otra noche
cayendo hacia el centro de la tierra.
Derrama el aire el último recuerdo de sol
la selva, los peces y todos los pájaros del mundo
cantan un arrullo para la canoa dormida
al borde del arena.
Una mujer de pie
busca en el espejo
el rumor de las estrellas.



Autorretrato
Perfil estampado
en papel fotográfico
nariz acentuada por cierto contraluz
cabello fino que llueve
y se amolda detrás
del caracol de la oreja.
Ojos achinados para mirar lejos
para mirar dentro
y un poco perdidos
entre las cosas del mundo.
Una media sonrisa en el papel
y la mueca de la soledad:
esa materia inasible que, aun así
se imprime.



Instante
Él cree que no lo veo
que sus plumitas lo indiferencian del árbol
y de aquella estatua -un gandhi erguido color del musgo-
que habita entre el jardín y el río
Pero su cabecita inquieta lo delata
entre las hojas pinchudas
aun cuando se posa y descansa
poco tiempo
y se lanza otra vez al vuelo.
Sus alas desaparecen entonces y su perfil
cabeza y pico
queda dibujado en el aire
suspendido
frente al rostro del mahatma.
Casi idénticos los dos
en su quietud de siglos
parecen mirarse.
Flota segundos en el aire
y ahora sí
se pierde en el verde.


Mienten
Es mentira que no brille en su luz
ningún astro brilla en luz más propia.
Es mentira que se la deba al sol
¿Qué sabe el sol
de combarse y alumbrar la noche?




Briznas
Como esmeraldas verticales
altivas
delgadas
desafían flechas brillosas
el abismo celeste
que las amenaza infinito.
Se atreven
desde apenas
centímetros
del suelo.


Lo imposible
Tan aturdida quedé
por tu silencio
que no pude entender
que te habías muerto.



Desde ahora
la vida va a arrastrarse fatigosamente
a duras penas, apenas vida.
Arrastrarse sin un pedazo
o peor:
arrastrar un pedazo muerto de sí
como un lastre o un miembro tumefacto.
Doblar una esquina
en la que ya no voy a verte.



El agujero
la baba
la entraña
la garganta en el grito
-el grito inaudible-
Aire
Aire dentro de los huesos.



Alguien
entre mis vecinos está cumpliendo años
Entra por mi ventana
ese rumor de festejo
ajeno.



¿Y si se fueran
pajaritos
a cantar a otras ramas?
Vayan
que su canto acaricie el despertar de algún un niño
que alborote madrugadas de amantes.
Aquí no hay nada
y su voz me hiere
desde los tilos.





Insomnio
Hasta oír tu voz
falta mucho.
Lo sé porque no vino aún
el zorzal a los tilos.


Bajo la lluvia
¿Desde dónde canta este zorzal?
¿desde la lluvia o desde qué reparo?
Su canto
¿es reparo o intemperie?


Cabeza de poeta
Y mientras pienso que el poema
debe dejarse franquear
debe poderse vencer un poco
que esa es la clave para ser leído
como una exhalación
como un devenir sin interrupciones…
mientras pienso eso
y me quedo un segundo inmóvil
-la mirada puesta en el centro del pensamiento-
un estruendo sordo me arroja de golpe a otra realidad:
el colectivo arranca sin mí
-llego tarde otra vez-
¿podré culpar al poema?




Un lugar
El lugar está lleno y el rumor, tan insistente
vuelve necesario cierto esfuerzo
para no comprometerse. Hay palabras que emergen del bullicio
se recortan
tientan la atención.
Afuera el viento empuja en vaivén
algunas sombrillas rojas con propaganda de coca-cola
—tal vez una de ellas caiga en la próxima ráfaga—.
Más allá
rugen autos y colectivos
escandidos en pausas previsibles
siguiendo el dictado de un semáforo fuera de la vista.
El lugar es un café en el que casi todas las mesas están ocupadas
una sola cuenta con un libro y una limonada a medio tomar.
Nadie habla en esa mesa.
Una mujer escribe.
Podría ser cualquier ciudad del mundo.


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Por si no pudieron escuchar el programa "en vivo" el enlace para poder escucharlo es
https://soundcloud.com/la-desterrada/luna-enlozada-apoa-31-01-2019

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