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jueves, 1 de noviembre de 2018

Este jueves 01-11-2018, de 19 a 20 hs., "Luna enlozada" (APOA en radio) con Ernesto Costa Perazzo

Por si no lo pudiste escuchar "en vivo", compartimos el enlace para escuchar el programa!!
https://soundcloud.com/la-desterrada/luna-enlozada-apoa-01-11-2018


FELIZ 2018... COMPARTIENDO "LUNA ENLOZADA" DESDE "LA DESTERRADA"!!

Ernesto Costa Perazzo 
Poemas. 


Todas las voces

Y vinieron todas las voces a crecer desde el cielo
o tal vez estaban ya, sofocadas por la tierra
acallada de casas y arenales,
de caminos robados al río.
Tal vez habitaban ya entre las sombras del álamo,
en los cauces de esos arroyos que festejaban la infancia.
Nunca me enseñaron cómo se armaban para expresar
esos claros sonidos;
este anhelo de pronunciar la vida.



Una partida

Ay, el corazón, el miedo, esa otra lágrima
que no espera la decisión de un cielo silencioso,
perdido entre los días, transformado sobre islas
de incontables anhelos, una esperanza tras otra
que mece la cuna del niño impasible ante todos sus temores;
el corazón, ay, confundido por un tiempo sin códigos,
un juego de cartas repetidas desde el comienzo, desde el primer corte;
barajar de nuevo ya no importa; envejece frente a mí
lo que fue el milagro de unos ojos;
aún guardo escondida la foto de ese invierno
en que sonreías ante un destino deslumbrante.
Me vuelvo hacia los grises empedrados,
hacia esos ríos siempre quietos,
me vuelvo con el corazón que ya no habla, ya no dice, solo escucha
un profundo, desgarrado grito del amor.



La huida

De esta huida nada quedará seguramente,
será lo que imaginamos, como una tierra muerta,
baldía, pero también inexistente.
De este solar se destruirá hasta la última piedra;
no verá el otro día ni otra luz ni otro destello,
ningún asombro en la tarde que termina,
ninguna estrella turbia que inquiete este destino.
Hay un jardín oculto que comparte su nostalgia;
cosas que sucedieron yacen ahora en mi vida
junto con estos libros, las efigies, cierto cuadro
dibujado en el misterio y el eco silencioso
de un poema nunca terminado.



Lo perdido

Se oyen las voces de lo perdido,
sus murmullos, el recuerdo que aparece
disfrazado de fugaces verdades.
No le creas, están lejos de nuestras vidas,
ya se han ido, son nubes superpuestas
hacia arriba del cielo,
hacia el tonto mundo de lo infinito.
No le creas, nunca volvieron,
no atestiguan, juegan con la memoria,
son de un reino terrible; codifican el dolor,
resplandecen, inmóviles, como últimas imágenes
que jamás volverás a encontrar.



DEL OTRO LADO DE LA LUZ

Que la muerte sea suave
para alguien que amó tanto los cielos.
Que sea el perfume del aire en primavera,
el candor del frío de julio,
la dulce sombra de un níspero,
los azules fuegos de los patos en vuelo
sobre las islas nunca olvidadas de la infancia.
Pido nada más que un recuerdo alegre
para llevarme al infierno
de los ojos en sombras,
de los oídos mudos,
de la carne sin voz.
No puedo creerme
sin fundar la palabra que
obstinada persigue mis días.
No puedes creerte sin creerme
luz del otro lado de la luz.
Sonido elevado sobre tumultos de silencio;
en ti me inscribo.



CENIZA QUE SE PIERDE EN EL RÍO

A mi padre

Hoy es absurda esa ceniza que se pierde en el río,
Y mi memoria llora tu propia memoria;
La soledad, el silencio y esa ausencia
Que vi antes en otros, hoy la llevo.

Fuerte ha sido el movimiento de voces
en el alma.
Ya sin ti el olvido acuña su memoria.
Eres una historia del río,
Eres el propio pez en su ceniza.



ADVERTENCIAS

Uno llega tarde a todos lados donde llega.
Los años diferencian los días;
explicarlo es decir: esta gente
que pone los negocios hoy, no es mi gente.
Sin códigos
trafica la tarde con la ausencia y la lluvia.
Uno comienza a llegar tarde a todos lados
cuando se acerca el tiempo de no llegar más a ninguno.
Amor por los frutos y las noches palpitantes,
hasta que después no existen.

No soy el pájaro herido, apenas
me he pedido como hombre y la tarde
quebrada por la lluvia,
es un sueño que acaba
en la secreta noche de los ciegos.



Anotar la vida

Es una especie de memoria turbia anotar la vida;
la ventana donde se esperó que el tiempo
dejara los extraños países del ocaso,
el amor aguardado en las orillas de ese mar
que proponía el verano;
uno mismo, ansioso tras las plazas,
tenso por el deseo de sobrevivir en calma.
Cuando uno cree que anota la vida
se despide de ella
sin poder llevar una sola certeza
que enumere con fuerza
la mayor estrella,
el esplendor que significó
la simple permanencia.

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