Rodillos
De cara a la selva de Birmania
aquella mujer memoriosa corta juncos
de tres generaciones sin la Unesco
en su casa de Maimar que se mueve
a lomo de los rodillos del Inle no sabría
vivir en tierra firme repite y teje
sombrero teje canasta teje alfombra
que afirmarán en tierra firme de París
o de cualquier otro parís de más allá
aquí al margen del arroyo que ama esta otra
dice manguito rotador y hay en su boca dulces
rodillos por sobre donde rolan palabras rotan
desprotegidas gentes que no aciertan a guarida
historias del más acá que no sabrían vivir
tampoco mucho menos en tierras movedizas
así la veo hoy descender de los corceles
del anecdotario apearse y es notable su cara
se redondea se entrega a la labor de mecerse
como sobre un lago el cansancio debajo de
sus ojos diario íntimo del tejido con que a vivir
sin lo que sobraría quiere afirmar rumbo quiere
feliz repite sin más canasta o alfombra tampoco
de juncos coloridas promesas tronadas ausencias
antiguas y en puerta
eligen esos ojos esa cara la redonda austeridad
para que bien sus hijos bien su mujer de sí
nada falte y si acaso los rodillos del norte arrullen
arrollen venga felicidad sin otras máscaras que
hay noches imposibles cada tanto
la veo hoy así viéndome en sus ojos a mis rodillos
de Riachuelo yo de mares y lagos que amo hace tanto
y un carguero que laboraba su lentitud por el Rhin
cruzando una pantalla con todo y mi alma a bordo
y hoy por su puerta demorar mis ventanas a
sus grandes ojos que nadie sino ella protege
en este sitio desconocido por la Unesco.
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