A mi hermana Carmen.
Igual que la luna
sigo
sin estremecerme
ante las acechanzas del mar
y de la llama
o el pasado con los restos de la muerte.
Nací lejos del esplendor de castillos medievales,
mirando
desde el sueño
como una doncella en las cortes de amor.
Busco
en las gotas de agua
y hasta en las hojas de la rama caída,
las voces.
No llegué para quedarme.
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