A Rubén Balseiro y Osvaldo Rossi
La vida compartida entre afectos, sueños y poemas
Un pan de siesta
en las orillas donde esfumaron
el poema no escrito , los idilios.
Párpados sedientos
de amigos y de luchas,
de vértigo y jazmines.
Llevo a mi lado
los huertos del coraje,
el futuro de oscuras remembranzas.
Sucedió lo impensado del camino,
la pradera que nunca imaginamos,
sus rejas
de codicia y de sollozos.
Los años, transcurridos
entre hojas de volcánicas cenizas ,
impotencia acumulada,
Una luz de semilla
crepuscular,
violenta,
habita en la vendimia de los hombres,
con cuencos de guitarras
y
todas las estrofas de la lluvia.
Para que el Poeta.
Desnudo ,
solitario
Cante con su pluma,
Hoy es Hoy
en los racimos del horizonte
Aunque nunca amanezca
Los Dioses , las huellas
Ser o no SerEl mundo global ,
desaforado.
Observo mi ciudad
deshollinada de vértigo y silencio,
umbrando hipócritas palabras,
huecas de nieblas ,de olvidos
un torrente de fragmentos
trozaron fábulas, historias
desde el atrio
el poder y los escombros.
Somos la jauría
paridos en las madrigueras
donde curvó la sangre de mi gente
sin el amparo de los Dioses
Como si nada ocurriera
Los herejes del sol ,
de las calumnias
ofenden la decencia de los muertos
Así
navega mi ciudad,
sus columnas.
Entre el barro, la crueldad y la mentira.
No habrá cobijo para el niño
a quien le fugaron su caricia
No habrá luto para el horror a tanta muerte,
No habrá perdón para el traidor
El tiempo arroja las vendas al olvido
Despeja la ceguera de los hombres .
Garras del Viento
Caminé por el mundo
buscando un camino,
por huellas lejanas de historias y siglos.
Caminé por la lluvia,
deslumbrante, solemne
con un tajo de espanto en el centro del miedo
Caminé por la gruta de los dioses ajenos,
por las calles moradas,
por las noches de barro.
Caminé con los potros de la humana ceguera
el anhelo y el brillo
Caminé con los ruegos de bizarras victorias
Con centauros y arpas
Con las garras del viento
Camino este tiempo,
de ausencias y heridas
un baúl desteñido,
una estrofa inconclusa,
una llama encendida y sin fuego,
un cincel de agonías, tempestades ocultas
y esta furia
prepotente y difusa
en la ojiva del canto
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