La madre
III
madre de floración reciente que entra por todas las ventanas
con sus muchas cabezas
lo que aparece no viene de esta tierra
donde nunca
hubo planta ni mujer
del tálamo nacen – cerebrales – se enlazan con las regiones
más hondas de la glía:
sueño
hambre
sed
Íntimamente unida la piamadre
blandamente me abraza
sus flores apoyan la mejilla en el cielo gris azulado de las hojas,
allí mismo estolones del sostén
de la reparación
pues lo que cuerpo nace
lleva la oscuridad entrelazada
del carbono
vitriolo de la respiración
- el precipicio que se muestra -
es ella y ella
hablamos
ahora puedo decirle:
cómo voy a vivir cerebral en la asfixia
de tantos años bajo tierra?
me responde:
En este aquí nada es de nadie
yo soy el padre soy
la casa aquella devastada y la otra
y ando suelta en el mundo
El padre:
Iadormidera papaver
papaver somniferum
morfeo papaver
agua negra en la balsa en donde con tus manos
me sostienes
por las manos las axilas el cuerpo
pequeño cuerpo sumergido
en la frescura negra del agua
donde flotan todos los insectos del verano: himenópteros
lepidópteros típulas
libélulas - metales livianos joyas de acetileno -
y por encima cigarras
el monótono zumbido de sus címbalos
esplugas de llobregat
campo abierto
- cae el cielo por los cuatro costados
sobre ásperas tribus vegetales
y nada puede detener la huida de las nubes
el viento
cargando el fuerte olor
la despegada podredumbre del verano,
el paso apresurado
de las bestias pequeñas
esplugas de llobregat
mil novecientos cuarenta y ocho año del señor
padre
tus manos me sostienen en la frescura negra de las aguas
pero no veo tu rostro
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