Helena
Con la primera gota de lluvia murió el verano
Se empaparon las palabras que habían engendrado la
Claridad nocturna
Todas las palabras que estaban solamente destinadas ¡a Ti!
Hacia dónde extenderemos nuestras manos ahora que el
tiempo ya no nos tiene en cuenta
Hacia dónde abandonaremos nuestra mirada ahora
que las líneas lejanas naufragaron en las nubes
Ahora que tus párpados se cerraron sobre nuestros paisajes
Y estamos —como si la niebla hubiera penetrado en nosotros—
Solos totalmente solos rodeados de tus muertas imágenes.
Con la frente en la ventana velamos el nuevo dolor
No es la muerte quien nos derribará puesto que Tú existes
Puesto que existe en otra parte un viento para vivirte plenamente
Para vestirte de cerca como te viste de lejos nuestra esperanza
Puesto que existe en otra parte
Una verde llanura más allá de tu sonrisa hasta el sol
Diciéndole confidencialmente que nos encontraremos otra vez
No no es a la muerte a quien enfrentaremos
Sino a esta gota de lluvia otoñal
Un confuso sentimiento
La fragancia de la tierra húmeda en nuestras almas que
se alejan de todo
Y si no está tu mano en nuestra mano
Y si no está tu sangre en las venas de tus sueños
La luz en el inmaculado cielo
Y la música invisible dentro de nosotros oh melancólica
Pasajera de todo cuanto nos retiene todavía en el mundo
Es el viento fresco la hora del otoño la separación
El amargo instante de apoyar el codo en el recuerdo
Que surge cuando la noche viene a separarnos de la luz
Detrás de la ventana rectangular que mira hacia la tristeza
Que nada ve
Porque se hizo ya música invisible llama en la chimenea
tañido del gran reloj de pared
Porque se hizo ya
Poema verso tras verso sonido paralelo a la lluvia
lágrimas y palabras
Palabras no como las otras pero también ellas solamente
destinadas: ¡a Ti!
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